Rosa Maria Porrua https://www.rmporrua.com Libros - Arte - Cultura Tue, 04 Jul 2023 18:54:18 +0000 es-MX hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.3.5 https://www.rmporrua.com/wp-content/uploads/cropped-logo-512-512-32x32.jpg Rosa Maria Porrua https://www.rmporrua.com 32 32 ¿Somos más que humanos? https://www.rmporrua.com/somos-mas-que-humanos/ https://www.rmporrua.com/somos-mas-que-humanos/#respond Tue, 04 Jul 2023 18:48:37 +0000 https://www.rmporrua.com/?p=6316 […]]]> por Dr. Enrique Caballero Peraza


La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento…
Aristóteles. (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

La inteligencia se caracteriza por una incomprensión natural de la vida.

Henri Bergson (1859-1941) Filósofo francés.

EL HOMBRE MODERNO, que vive actualmente inmerso en el mundo de la comunicación, la informática, y la vorágine de los avances tecnológicos, se pregunta ocasionalmente si algún día podrá tener la oportunidad de conocer a otra especie inteligente.

Para ello hace búsquedas en el insondable espacio, con el programa SETI. (Search of Extraterrestrial Inteligence) que significa búsqueda de inteligencia extraterrestre. Independiente de las posibilidades de contactar algún día o no, alguna civilización extragaláctica, que será un tema interesante para desarrollar en otra ocasión, el hombre moderno, Homo sapiens sapiens, tiene a su alcance aquí en la tierra dos probabilidades para contactar una especie inteligente.

No, no hablaremos de viajes interdimensionales o realidades paralelas, resulta que en el planeta tierra, hay otra especie inteligente, tan inteligente como nosotros o quizás más, que no ha optado por el desarrollo tecnológico: el delfín. Los estudiosos de este mamífero acuático, dan por sentado su capacidad de aprendizaje, su vida en sociedad e incluso sus juegos homoeróticos. También amenazo con profundizar sobre este simpático vecino, en futuras publicaciones.

En esta ocasión quiero ocuparme de otra especie inteligente, que coexistió con el hombre moderno, hace apenas unos 30,000 años, cuando se extinguió. Me refiero al Homo sapiens neanderthalensis, u Homo neanderthalensis, como se le clasifica actualmente: El Neandertal.

La ignorancia y los estereotipos antiguos del cine y de la cultura popular, nos hacen que pensemos en el Neandertal, como un ser peludo, más cercano a los primates que a los humanos, tal vez empuñando un garrote o una quijada de algún gran mamífero como arma, la escena de 2001 Odisea del Espacio, viene a mi mente, con el fondo musical de Así habló Zaratustra.

Nada más lejos de la realidad, esta descripción podría encajar tal vez con el Homo Habilis, que no coexistió con los Neandertales, ni con el hombre moderno, como lo presenta la conocida película, “La Guerra del Fuego” de Jean-Jacques Annaud, basada en la novela homónima de J. H. Rosny.

El Neandertal, estaba desprovisto de vello corporal, musculoso, de piel blanca, con una capacidad craneal semejante o superior a la del homo sapiens sapiens. El Neandertal era inteligente, aun cuando la anatomía de sus cuerdas vocales limitaban su fonética. Su pigmentación los colocaban ligeramente pelirrojos.

Ellos se expresaban con cantos y con danzas, su mayor capacidad craneal ha provocado las hipótesis no muy aceptada de que pudieran lograr entre ellos algún tipo de comunicación telepática. Realizaban actos rituales para enterrar a sus muertos, se piensa que podían tener una concepción sobre la idea de Dios, se vestían con pieles, cazaban en grupo y tenían una vida social armónica.

La pregunta es: ¿Por qué desaparecieron? ¿Por qué se extinguieron? Existen varias teorías, desde la disminución de la natalidad, hasta el hecho de que se encontraron con la irrupción de una especie tal vez menos inteligente, pero más agresiva: El hombre moderno. El homo sapiens sapiens.

El homo sapiens sapiens, tomó al neandertal como una reserva de comida. Siendo más agresivo lo masacró, condenándolo al exterminio. No sin que antes se diera una hibridación, en algunos casos, aun cuando los estudios de DNA Mitocondrial (para explorar la línea materna) nos demuestran que no hay rastros de DNA neandertal, no es así, si exploramos el DNA nuclear, donde se explora también el DNA paterno. En nuestro código genético, contamos con un porcentaje mínimo de esta especie inteligente con la que convivimos durante un tiempo en nuestro planeta.

 

Área de distribución máxima de H. s. neanderthalensis

Quienes tenemos ascendencia europea, algo tenemos de esta inteligente, sensible y pacífica especie. En fechas recientes se ha cuestionado la posibilidad de realizar la clonación de un Neandertal.  La posibilidad técnica de clonar cualquier tipo de mamífero de quien tengamos DNA existe, por lo tanto también pudiera aplicarse para la clonación y volver a la vida a una especie humana, hoy extinta. ¿Ciencia ficción? No. Realidad científica. El proyecto no sería económico, de ninguna manera, pero es posible. Tal vez de esta manera, pudiéramos tener contacto con otra especie inteligente y la diversidad, nos ayude a enfrentar los problemas que sobrevendrán a las nuevas generaciones.

Citemos a William Shakespeare que en la voz de Hamlet dijo lo siguiente: “There are more things in heaven and earth, Horatio, than are dreamt of in your philosophy.” “Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía.”

 


Enrique Caballero Peraza, es un médico, psicoterapeuta, político y escritor mexicano, genealogista e historiador.

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¿Cómo serían los libros sin el queso y otras cosas? https://www.rmporrua.com/como-serian-los-libros-sin-el-queso-y-otras-cosas/ https://www.rmporrua.com/como-serian-los-libros-sin-el-queso-y-otras-cosas/#respond Mon, 26 Sep 2022 16:38:18 +0000 https://www.rmporrua.com/?p=4892 […]]]> por Jorge A González


EL LIBRO OCCIDENTAL debe su origen a cinco cosas básicas, sin las cuales, los libros no existirían tal como  los conocemos.  Esas cinco cosas son:

  1. El queso
  2. Los caracoles de mar
  3. Jesús
  4. La ropa interior
  5. Las gafas o anteojos

Si al menos una de estas cosas no hubiera existido, el libro que tienes hoy en la mano se vería completamente diferente.

El Queso.

En sus inicios, la civilización europea basó el sustento alimenticio en buena medida, en el jamón y el queso, por ser productos que podían ser conservados por períodos largos de tiempo,  lo que permitÍa que las proteínas se almacenaran durante los gélidos inviernos, por lo que el consumo de ellos era alto. De cierta forma, sin esto, las sociedades urbanas en la mayor parte de Europa central simplemente no habrían subsistido fácilmente.

El queso es también la razón por la que tenemos libros de tapa dura.  El alto consumo de queso significaba que las ovejas y las vacas hembras eran generalmente más valiosas que las machos, por lo que los jovenes machos eran sacrificados pues no valía la pena alimentarles durante el invierno. Sin embargo, las pieles de estos animales jóvenes se aprovechaba y se generalizó su uso para hacer vitela (o pergamino), dándonos así el material básico del libro europeo.

Extendiendo pergamino

El pergamino tiende a doblarse y ondularse y no queda absolutamente plano como el papel. Por lo tanto, al encuadernar se prensaba entre pesadas tablas de madera para mantenerlo lo más plano posible; este es el origen del libro de tapa dura, que era en realidad un formato costoso, difícil de hacer y propenso a dañarse, pero protegía a los libros. Cabe mencionar que fuera de Europa, en lugares con climas menos extremosos, era difícil encontrar estos formatos. Es así como,  en última instancia, el libro de tapa dura existe gracias al queso.

 

Los Caracoles.

Sorprendentemente, solo hay cuatro orígenes independientes definidos de la escritura, de los cuales solo dos sobreviven hoy, y solo hay un alfabeto, que es el desarrollado por los fenicios, del cual derivan todos los demás, incluido el nuestro.

Una característica particular de un alfabeto (a diferencia de un silabario) es su capacidad de adaptarse y combinarse para representar sonidos e idiomas completamente diferentes. Esto sin duda fue importante para los fenicios, cuya civilización se extendió por miles de kilómetros de la costa mediterránea.

Bolinus Brandaris

La civilización fenicia se extendió por estas vastas distancias costeras, al menos en parte, debido a la importancia económica de su industria de extracción de tintes. Un caracol de mar, Bolinus Brandaris, (conocido como Cañadilla o Murex trunculos) proporcionaba el codiciado tinte púrpura por el que eran famosos. Ese tinte sirvió también para teñir vestiduras de las clases superiores (emperadores, reyes y sacerdotes), siendo muy apreciado en la antigüedad y cuyo valor era más elevado que el oro. El tinte le trajo enorme riqueza y fama comercial a los fenicios.

Así que sin esos caracoles de mar, los fenicios no habrían contado con ese tinte, por lo que no se habría extendido tanto su civilización, ni se hubiera expandido el uso generalizado del alfabeto fenicio, del cual deriva el  ABC de hoy. La falta de alfabeto significaría que no se habría generalizado el uso de tipos móviles (como en Asia, donde se probó, pero resultó ser inferior a la impresión con bloques de madera).

En resumen: las letras del libro que estás leyendo hoy en forma de alfabeto que permitieron la adopción casi universal de la imprenta de tipos móviles en Occidente, dependen de estos caracoles marinos.

Jesús

En la antigüedad, los libros en Europa y el Cercano Oriente se escribían en tablillas o en rollos. La adopción de la forma de códice en los siglos II y III DC,  coincidió con la expansión temprana del cristianismo y fue mucho más frecuente en los primeros textos cristianos que en los seculares.

Los motivos de esto no están del todo claros y todas las hipótesis son discutibles hasta cierto punto. Una idea basatante aceptada, es que el cristianismo fue difundido por predicadores proselitistas que podían sostener sus evangelios escritos en códice en una mano (un rollo requeriría dos manos), dejando la otra mano libre para gesticular. Además, para evitar deformaciones y cambios en los textos, era importante documentar y escribir esos textos evangélicos para poder ser leídos en forma similar siempre. Entre más gente se convertía al cristianismo, más códices fueron escritos.

Cualquiera que sea la razón, no hay duda de que la adopción de la forma del códice y su reemplazo casi total del formato de rollo en Europa y el Cercano Oriente coincidieron y estuvieron íntimamente ligados a la expansión temprana del cristianismo.  Fue Jesús entonces, quien por añadidura, dio forma de libro a los libros que hoy conocemos.

La Ropa Interior

Todos sabemos que la invención de la imprenta provocó una   revolución cultural y social a partir de mediados del siglo XV.  Pero esta revolución no habría sido posible sin la disponibilidad de papel como materia prima principal de libros e impresos.  Parece increíble, pero la realidad es que  sin ropa interior, no habría habido una disponibilidad generalizada de papel en esa época.  Podemos afirmar, por raro que suene, que los libros en Europa se desarrollaron como lo hicieron, gracias a la ropa interior.

En los inicios, la fabricación de papel tradicional en Asia utilizaba las fibras internas de la corteza de las plantas, mientras  que la fabricación de papel en Europa se desarrolló en líneas fundamentalmente diferentes debido a la ausencia en Europa de una fuente autóctona de pulpa como la morera de papel [Broussonetia papyrifera] tan extendida en Asia.

No fue sino hasta principios del siglo XIX que la producción de papel a partir de pulpa de madera se volvió técnica y comercialmente viable en Europa. Hasta entonces, el papel en Europa se fabricaba con trapos. Pero no cualquier trapo, pues los trapos para la fabricación de papel debían ser generalmente incoloros y estar hechos de lino, cáñamo o algodón. La mayor parte de la ropa estaba hecha de lana, y las telas de lana no se podían usar en absoluto para la producción de papel de trapo. Entonces, ¿cuál era el origen de los trapos de lino o algodón sin teñir? Principalmente, la ropa interior.

Si bien los esclavos usaban taparrabos, en particular en la antigüedad romana, fue solo a partir de la Edad Media que el uso de ropa interior se generalizó en todas las clases, específicamente braies (Los braies son un tipo de pantalón corto usado por las tribus celtas y germánicas en la antigüedad y por los europeos posteriormente en la Edad Media. En la Edad Media tardía se usaban exclusivamente como ropa interior) o calzones de lino para hombres y camisones de lino o camisolas para mujeres.

La Rueca

La clave de esto fue la disponibilidad de ropa de cama accesible que, a diferencia de la lana, era fresca y cómoda para la piel. El gran avance fue la invención en el siglo XIV de la rueca para el lino, que hizo obsoleto el hilado manual y resultó en un lino drásticamente más barato.

La ropa interior de lino, sin teñir y lavada con frecuencia (y por lo tanto propensa a desgastarse), era una fuente ideal de trapos para la fabricación de papel. Y la nueva disponibilidad de ropa de cama de bajo costo debido a la rueca coincidió exactamente con el enorme aumento de la demanda de papel en el siglo XV.

La impresión solo era económicamente viable debido a la disponibilidad de papel. Nunca se habría desarrollado en los siglos XV y XVI hasta convertirse en la gran industria europea, si el pergamino, enormemente costoso y difícil de trabajar, hubiera sido la única opción disponible.

Es así como la producción de papel fue viable gracias a la disponibilidad de trapos de lino. Y los trapos de lino existían -no exclusivamente, pero ciertamente sobre todo- porque la gente usaba ropa interior de lino.

Entonces, sin ropa interior, no hubiera habido  trapos sin teñir, no habría papel, no habría  habido impresión, y posiblemente no habría libros como los conocemos hoy.

Las Gafas (o anteojos)

De entrada, podemos afimar que la invención de las gafas hizo posible la fama de Gutenberg.

El invento de Gutenberg, y la expansión de la imprenta europea que le siguió, no fue solo una revolución tecnológica, sino también comercial. Y fueron precisamente las gafas que lo permitieron.

Antes de la imprenta,  los manuscritos se producían, principalmente, de forma única y según las necesidades de contenido, extensión, formato y tamaño de letras. Pero la impresión  en imprenta de tipos, implicaba producir y financiar ediciones completas, de cientos o miles de ejempares, por adelantado. Esto requería encontrar muchos compradores rápidamente, para que el impresor pudiera recuperar el desembolso de capital.

Desde el siglo XIII, la base de clientes de manuscritos se había expandido más allá de los círculos monásticos, clericales y cortesanos tradicionales, a estudiantes, eruditos y laicos, un proceso que resultó en una racionalización de la producción y cambios en la organización de talleres de escribas, que producían poco a poco mayores cantidades de libros. Todo esto resultó en la baja de los costos de producción.

El advenimiento de la imprenta no solo aceleró esto hasta dejar atrás los métodos anteriores, sino que hizo absolutamente imperativo vender libros a un mercado lo más amplio posible: la imprenta necesitaba clientes, ¡y muchos!, para ser comercialmente viable.

En ese entonces -tal como ahora-, el grupo demográfico clave para la compra de libros eran los hombres y las mujeres, de 40 años o más. Estas personas tenían una probabilidad muy alta de tener el tiempo libre para leer y la riqueza o el ingreso disponible necesarios para comprar libros.

Sin embargo, el problema -entonces como ahora- era que la mayoría de las personas mayores de 40 años ya no pueden leer cómodamente o incluso no pueden leer, debido a la presbicia natural, la hipermetropía relacionada con la edad, que inevitablemente viene con el inicio de la mediana edad.

Gafas para leer

La mayoría de los historiadores creen que la primera forma de anteojos fue producida en Italia por artesanos en Pisa (o Venecia) alrededor de los años 1285-1289. Estas lentes para leer tenían la forma de dos pequeñas lupas y se colocaban en monturas de metal o cuero, en equilibrio sobre el puente de la nariz.

La fabricación y el uso de anteojos se extendió rápidamente por Europa desde finales del siglo XIII en adelante. En 1301, existían normas gremiales en Venecia que regían la venta de anteojos. A fines del siglo XIV eran objetos comunes, ampliamente disponibles en todas partes.

Entonces, cuando Gutenberg instaló su imprenta en la década de 1450, su base de clientes, y la de los impresores que lo siguieron en las décadas posteriores, incluía y dependía del importante grupo demográfico de personas mayores de 40 años, quienes, gracias a los anteojos, podían leer cómodamente sus libros.

Por lo anterior, sin la existencia de los anteojos, Gutenberg habría tenido significativamente menos clientes, y dado que la economía de la impresión aquellos días estaba muy finamente equilibrada entre el éxito y el fracaso, quizás los clientes hubieran sido demasiado pocos para que su nuevo proceso fuera comercialmente viable.

Algunas conclusiones sobre el alfabeto, la escritura y los tipos móviles.

Aun sin los fenicios, seguramente tendríamos un sistema de escritura. Por supuesto que lo tendríamos. Pero podemos afirmar lo siguiente:

  1. Como ya lo vimos, sin el tinte murex, la civilización fenicia probablemente se habría desarrollado de manera diferente, tanto temporal como geográficamente. Como resultado, es completamente posible (incluso muy probable), que los griegos hubieran desarrollado o adoptado otro sistema de escritura, no específicamente el que usaron los fenicios. Recordemos que casi todos los alfabetos europeos a su vez derivan del griego.
  2. Considerado globalmente, un alfabeto es una forma extremadamente inusual como sistema de escritura. La mayoría de los sistemas de escritura -el chino es un buen ejemplo- son silabicos, combinados con logogramas o pictogramas. Podría decirse que esta es la forma “natural” de los sistemas de escritura.

Durante los siglos XVI al XIX, cuando los misioneros crearon sistemas de escritura para los pueblos indígenas de las Américas o Asia, casi siempre lo hicieron en silabarios o pictogramas, (aunque ellos mismos escribían con un alfabeto), pues un silabario es simplemente mucho más fácil y más natural de aprender.

  1. Una característica de todos los sistemas de escritura silábica es que requieren muchos más grafemas, es decir, símbolos, que un alfabeto. Cuando esto se combina también con pictogramas, este número puede ser muy alto, por ejemplo, potencialmente más de 50,000 para chino y japonés. Es por eso que el éxito imparable de la imprenta de tipos móviles en Occidente desde mediados del siglo XV está íntimamente ligado al reducido número de grafemas de nuestro singular y antiguamente inusual sistema de escritura: el alfabeto.

La complejidad, el costo y la dificultad general de elegir y configurar el tipo para muchos cientos o miles de tipos diferentes, en lugar de las pocas docenas que tenemos, se puede entender fácilmente.  Esta es la razón principal (aunque no la única) por la que la impresión de tipos móviles, aunque se desarrolló en China, Japón y Corea siglos antes que en Occidente (y se usó en Japón a fines del siglo XVI y XVII), nunca se impuso en la misma medida que en Europa.  En los tres países se abandonó en gran medida con una reversión generalizada a la impresión en madera. China, Japón y Corea, que abandonaron los tipos móviles, continuaron utilizando la impresión en bloques de madera hasta la llegada de tecnologías como la litografía y los estereotipos en el siglo XIX.

En resumen, se puede trazar una línea desde el tinte-murex, a través del alfabeto fenicio, hasta el éxito único de la impresión de tipos móviles en Occidente; un éxito que no se repite de manera similar en ningún otro lugar, y nunca en los textos “no alfabéticos” que son la norma en Asia especialmente.

Para obtener más información sobre el papel que el queso y su elaboración  han desempeñado en la civilización humana, desde la antigüedad más remota hasta la Edad Media y hasta la era moderna, lea el excelente libro “Cheese and Culture” de Paul Kindstedt.

Finalmente, después de lo expuesto,  concluimos que Queso + Caracoles + Jesús + Ropa Interior + Gafas = Libro.


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Vaivén del Acta de Independencia del Imperio Mexicano. https://www.rmporrua.com/vaiven-del-acta-de-independencia-del-imperio-mexicano/ https://www.rmporrua.com/vaiven-del-acta-de-independencia-del-imperio-mexicano/#respond Tue, 13 Sep 2022 02:02:59 +0000 https://www.rmporrua.com/?p=4751 […]]]> por Rosamary Porrúa

n su Historia de México, Lucas Alamán nos dice que se hicieron dos ejemplares originales del Acta.  La firma de O ́Donoju no se encuentra en el documento porque se enfermó poco después de que se redactó el acta y no tuvo tiempo para firmar, aunque por haber asistido dice: “Lugar de la firma de O ́Donoju”. (Existen algunos falsos ejemplares de la época que traen la firma de O´Donoju y otras que traen una rotura en el espacio de la firma).

Uno de los dos ejemplares originales, se quemó en el incendio de la Cámara de Diputados en 1909 y el otro fue vendido en 1830 “a un extranjero por un empleado infiel”. El documento se suponía que había salido de México. Alamán hizo lo imposible para recuperarlo, pero su esfuerzo fue inútil.

También existe la suposición de que en 1830, Fernando VII obtuvo una de las  Actas de Independencia a través de su secretario particular,  y la mantuvo oculta en la parte posterior de un retrato suyo, con la intención de usarla en el futuro a su conveniencia para recobrar los territorios de la Nueva España.

Lo único de todo esto que se puede comprobar es que uno de los originales perteneció a Maximiliano de Habsburgo, ya que cuando llegó a México,  dicha Acta se encontraba en su Biblioteca, lo cual explica la presencia de su exlibris en el reverso del documento. Cabe preguntar, ¿en dónde y por quién lo recibió? ¿En Europa o en México? Lo cierto es que después de la muerte de Maximiliano el Acta vuelve a desaparecer. Se cree que fue el Padre Fisher quién la saca nuevamente del país.

El conocer todas las respuestas anteriores vendría a integrar la verdadera historia del documento, pero desgraciadamente lo único que se sabe hasta aquí con certeza es que perteneció a Maximiliano de Habsburgo.

Años después, Don Joaquín García Icazbalceta, da con el paradero del Acta en el extranjero, y se la compra al anticuario español Don Gabriel Sánchez. Don Joaquín la conservó hasta su muerte, heredándosela a su nieto Luis García Pimentel, quién se la vende a Don Florencio Gavito, quién a su vez, le pide a su esposa Doña Mercedes Jáuregui que a su muerte se la entregara al presidente de la República, y fue así como ella se la dio al entonces presidente Adolfo López Mateos.

La Secretaría de la Presidencia,  para asegurarse de la autenticidad de la misma, encargó se realizaran algunos estudios, para lo cual el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), recurrió a los expertos Guadalupe Pérez San Vicente y Ernesto Lemoine Villicaña.   Los peritajes de ambos  resultaron positivos.

Actualmente ese original del  Acta de Independencia del Imperio Mexicano firmada el 28 de septiembre de 1821, se encuentra bajo resguardo en la bóveda del Archivo General de la Nación (AGN).

Conoce el Facsímile del Acta de Independencia

Rosamary Porrúa es directora de Grupo Editorial Rosa Ma Porrúa desde 1997. Cuenta con más de 30 años de experiencia en el ramo editorial. 

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“El Ángel” de la Independencia https://www.rmporrua.com/el-monumento-a-la-independencia/ https://www.rmporrua.com/el-monumento-a-la-independencia/#respond Fri, 11 Sep 2020 21:45:40 +0000 https://www.rmporrua.com/?p=3481 […]]]> por Rosamary Porrúa

De acuerdo con el escritor e historiador Agustín Sánchez González,  en julio de 1843  nace la idea de construir un monumento a la Independencia para rendir homenaje a los héroes. No obstante, el caos y la inestabilidad política de aquella época impidieron su construcción.

Años después, el Presidente Porfirio Díaz propone crear el monumento para conmemorar el primer centenario de la independencia del país.  Su primera piedra fue colocada el 2 de enero de 1902 bajo la dirección del arquitecto Antonio Rivas Mercado – también autor del Teatro Juárez de la Ciudad de Guanajuato -; la parte de ingeniería estuvo a cargo de Gonzalo Garita y Manuel Gorozpe, y las esculturas estuvieron en manos del italiano Enrique Alciati.

Para el diseño, Rivas Mercado se basó en algunas famosas columnas del mundo como la de Trajano en Roma, la de la Plaza Vendome de París y la de Alejandro en San Petersburgo.

El costo de la obra fue de dos millones 146 mil 704 pesos con 24 centavos.

“El Ángel”, como también se le conoce, fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910 , poco antes de la Revolución, como evento culminante de las fiestas del centenario de la Independencia. Este acto fue presenciado por importantes políticos, diplomáticos extranjeros, empleados públicos y el pueblo en general, quienes disfrutaron de juegos pirotécnicos, desfiles y conciertos que se realizaron en el Paseo de la Reforma para la citada ocasión.

El Ángel se levanta sobre una columna corintia de 45 metros de altura (que equivalen a la altura de un edificio de 15 pisos), labrada en cantera de Chiluca, ésta remata en un capitel estilo corintio fundido con cuatro águilas porfirianas. En la cima se encuentra “El Ángel”, que en realidad no es un ángel, sino que es la representación de la diosa griega alada de la victoria, una obra del escultor italiano Enrique Alciati. En la mano lleva una corona de laurel en actitud de colocarla a los vencedores, y en la otra, una cadena con eslabones rotos representando la ruptura del dominio español. Mide 6.7 metros de altura y tiene un peso de 7 toneladas.

Las figuras que se encuentran en los cuatro puntos cardinales de la base que sostiene la columna, representan con figuras femeninas a la Ley, la Paz, la Justicia y la Guerra.

En el acceso del mausoleo lo preside la figura de el gran león con un niño y del lado contrario, la lámpara votiva, encendida permanentemente en honor a la memoria de los héroes, colocada en 1929 por el presidente Emilio Portes Gil.

Las esculturas y el Ángel fueron labradas en yeso en México y vaciadas en bronce  con recubrimiento de oro en Florencia, Italia, usando la técnica de la cera perdida.

En 1925, por orden del presidente Plutarco Elías Calles, se trasladaron de la Catedral Metropolitana al monumento de la independencia, los restos mortuorios de 12 héroes nacionales (cuatro cráneos y ocho urnas con cenizas) : Miguel Hidalgo, Ignacio Aldama, José Mariano Jiménez, José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero e Ignacio Allende, así como Francisco Javier Mina, Nicolás Bravo, Mariano Matamoros, Andrés Quintana Roo, Leona Vicario (única mujer que fue sepultada en la columna) y Guadalupe Victoria, así como un osado revolucionario procedente de tierras irlandesas.

En 1957, la victoria alada se cayó a causa de un terremoto de 7.0 grados Richter que sacudió a la ciudad. Sin embargo, la escultura fue repuesta poco tiempo después.  Fue imposible reconstruir la cabeza del ángel, por lo que se hizo una nueva.  La cabeza original se conserva actualmente en el vestíbulo del Archivo Histórico de la Ciudad de México, -deformada por la caída-en la antigua casa del conde de Heras y Soto en el centro histórico.

Nuestro Ángel ha sido por más de 100 años, testigo del crecimiento y transformación de la Ciudad de México.

El monumento conmemora a los héroes de la lucha por la independencia y la libertad de los “americanos septentrionales” que habitaban las colonias del Virreinato de la Nueva España, el Virreinato de la Nueva Galicia, la Capitanía General de Guatemala, Nuevo México, Tejas y California.

Sin duda es tal vez el monumento más emblemático de la Ciudad de México, y el punto de reunión de los festejos más tradicionales del país.

 

Rosamary Porrúa es directora de Grupo Editorial Rosa Ma Porrúa desde 2010. Cuenta con más de 30 años de experiencia en el ramo editorial. 

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México a través de los siglos: una obra monumental https://www.rmporrua.com/mexico-a-traves-de-los-siglos-una-obra-monumental/ https://www.rmporrua.com/mexico-a-traves-de-los-siglos-una-obra-monumental/#respond Mon, 01 Jun 2020 23:34:09 +0000 https://www.rmporrua.com/?p=3160 […]]]> por Jorge A González

MÉXICO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS, es una obra editorial monumental del siglo XIX.  El proyecto tomó varios años, muchas negociaciones y una coordinación perfecta entre los editores, los autores, los impresores, e incluso los clientes iniciales.

Se trata de un proyecto editorial de gran alcance: en 1882, la editorial barcelonesa Espasa y C.ía y su corresponsal en México, el librero-editor J. Ballescá y C.ía, deciden editar conjuntamente una obra titulada México a través de los siglos.

El convenio describía las características de edición y la forma de comercialización de la obra, destacando:

– Define las características del papel y de los tipos de imprenta – idénticos a los de otra publicación de Espasa y C.ía, El Mundo Ilustrado – así como de las ilustraciones que irán intercaladas en el texto – a imitación de otra obra editada por Espasa y C.ía, Los dioses de Grecia y Roma.

– A Espasa le correspondía la propiedad de la obra y J.Ballescá y C.ía. recibirá 5.000 ejemplares para México y Estados Unidos donde obtiene el derecho exclusivo; también se prevé la venta fraccionada bajo forma de cuadernos  acompañada con la repartición de una lámina suelta (alternativamente en blanco y negro y en cromolitografía) cada dos repartos.

– La obra constaría de cinco o seis tomos de 25 cuadernos cada uno y, para evitar el pago de derechos arancelarios previstos para las obras de lujo destinadas a México, allí se realizará la encuadernación a partir de planchas facilitadas por Espasa y C.ía.

– J.Ballescá y C.ía mandaría el texto  y el material gráfico: pinturas, fotografías, vistas, diseños, que Espasa y C.ía transformará en grabados, láminas y cromos gracias a « artistas de reputación ».

– Para mantener constancia en el trabajo de impresión, se le pide a J. Ballescá y C.ía que mande suficiente material para poder imprimir 16 pliegos de 8 páginas cada mes. Por su parte, Espasa y C.ía se compromete a publicar un cuaderno semanal acompañado del material publicitario destinado a México y que aparece también perfectamente detallado :  1.500 carteles de buen tamaño, bien impresos y llevando algún escudo, vista, etc., 10.000 prospectos sueltos con grabados intercalados, 20.000 anuncios de una sola hoja, 150 álbums de lujo con su correspondiente carpeta conteniendo (5 cromos, 3 láminas en negro, 24 páginas de texto, prospecto y suficientes páginas para firmas de suscriptores), 150 cromos.

Estamos hablando de un convenio entre verdaderos editores, que toman en cuenta todos los elementos materiales (clase de papel, tipo de letra, formato), intelectuales (autores mexicanos), y comerciales (publicidad, distribución) de una edición.

Cabe resaltar que la protección arancelaria decidida durante el Porfiriato encarece el precio del papel y hace más barato importar libros de lujo, a menudo ilustrados, impresos en Europa. Por otra parte, las imprentas de México  no parecen ofrecer la misma calidad técnica que los talleres europeos, en particular cuando se trata de ediciones ilustradas que requieren un material específico. Esto explica en parte el que Ballescá halla puesto los ojos en editar en España.

Para la redacción del texto, J. Ballescá y C.ía confía la dirección editorial de la obra a una gran figura de las letras y de la política mexicanas de ese momento, Vicente Riva Palacio (1832-1896). Como abogado, apoya a Juárez y lucha contra la intervención francesa, ocupando en 1865 el puesto de comandante general del Ejército del Centro. Acabada la guerra, es nombrado presidente del Tribunal Supremo de Justicia y, en 1876, se le confía la cartera de Fomento. Combina sus actividades políticas con la publicación de numerosos artículos y novelas, así como la del tomo segundo de la obra que nos interesa : El Vireinato, Historia de la dominación española en México desde 1521 a 1808.

Los literatos » redactores de los otros volúmenes gozan también de buena reputación :

Alfredo Chavero (1841-1906), redactor del tomo I – Historia antigua y de la conquista – también abogado y diputado, así como miembro corresponsal de la Real Academia Española.

Julio Zárate (1844-?), redactor del tomo III –La Guerra de Independencia – es profesor de Historia Universal en la Escuela Normal Nacional, diputado y presidente de la Cámara, después magistrado del Tribunal Supremo de Justicia.

Enrique Olavarría y Ferrari, redactor del tomo IV –México independiente 1821-1855.

José Ma Vigil (1829-1909), redactor del tomo V – La Reforma – es periodistas y diputado después de la Guerra de Intervención. Igualmente es magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, dirigiendo al final la Biblioteca Nacional.

Juan de Dios Arias (1828- ?), aparece en la lista sin ser el autor de ninguno de los cinco tomos, pero también es un periodista reconocido, varias veces diputado, y ocupa varios cargos en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Así, empiezan a prepararse los primeros cuadernos y un nuevo convenio  clarifica las relaciones entre los dos editores de cara al mercado norteamericano. La editorial J. Ballescá y C.ía debe inscribir la obra en el Registro de la Propiedad Intelectual de México para proteger los intereses de Espasa y C.ía ; ésta cede la propiedad de la edición (no de la obra) en las Repúblicas de México y Estados Unidos. Además, cada cuaderno llevará en su cubierta la advertencia siguiente : « Esta obra editada en Barcelona mediante la intervención de las casas J. Ballescá y C.ía y Espasa y C.ía es propiedad exclusiva en la República Mexicana de los citados señores J. Ballescá y C.ía según convenio de 17 de octubre de 1882 y 26 de noviembre de 1883. Será considerado clandestino todo cuaderno que no lleve esta constancia con el sello de los editores ».

El texto de la obra se presenta en dos columnas ; cada página lleva una ilustración en el centro y además aparecen láminas en blanco y negro y cromolitografías. El esmero en la realización se nota en particular en las viñetas de primera página (firmadas por R. Cantó o F. Fuste) que combinan a menudo la primera letra con la ilustración del tema de cada tomo.

La edición se sigue desarrollando normalmente hasta que en 1889 se imprimen los últimos cuadernos; de ahí en adelante la obra se vende en forma de volúmenes.

Este modelo de coedición se va a repetir en los años siguientes para dos obras famosísimas de José Joaquín Fernández de Lizardi, publicadas bajo el seudónimo de « El  Pensador Mexicano »:

La primera, El Periquillo Sarniento, descrita como :  Edición de lujo adornada con láminas cromolitografiadas y enriquecidas sus páginas con numerosos grabados. Dibujos de D. Antonio Utrillo. México. J. Ballescá y C.ía, Sucesor. Esta obra se acabó de imprimir en Barcelona, en el Establecimiento Tipo- Litográfico de Espasa y C.ía, en octubre de 1897.

La segunda obra, La educación de las mujeres o La Quijotita y su prima, beneficia de la misma presentación; sólo cambia el nombre del establecimiento barcelonés – tras la separación entre José Espasa y Manuel Salvat- : « Este libro se acabó de imprimir en Barcelona en el Establecimiento Tipográfico de José Espasa en junio de 1898». Efectivamente, en Barcelona, la editorial Espasa y C.ía se disuelve el 31 de diciembre de 1897; México a través de los siglos forma parte de la propiedad intelectual de obras que le corresponden a Manuel Salvat y, a partir de entonces, figura en los catálogos de la editorial Salvat que inicia su trayectoria el 3 de enero de 1898.

Para estas tres obras, parecen ser los requisitos técnicos de reproducción de las ilustraciones en color los que aconsejan este tipo de coedición en la que son las imprentas de Barcelona las que se encargan de la impresión.

Empezando el siglo XX, Santiago Ballescá habla con Manuel Salvat de la posibilidad de realizar conjuntamente una edición económica, pero Salvat fallece en 1901, y poco a poco  los Ballescá pierden el vínculo de confianza con las editoriales de Barcelona, hasta que deciden lanzar solos al mercado una edición económica de México a través de los siglos, en tomos tamaño 8vo, sin preocuparse por la propiedad intelectual de la obra, lo cual, con los años, desata inconformidades y crea un conflicto comercial.

La editorial Salvat y C.ía decide mandar a un representante, Ramón Burcet y Malvasia, para que trate de resolver el conflicto comercial. Ambas partes firman un  convenio privado en 1916 que detalla el pago escalonado de la deuda : J. Ballescá y C.ía mandará a Barcelona los 24.330 cuadernos que le quedan de México a través de los siglos, cuyo importe equivale entonces a 14.598 pesetas; le entrega aBurcet un giro de 1.000 pesetas; mandará tres giros de 2.652 pesetas a los 6, 12 y 18 meses.

El hecho de devolver los cuadernos de la obra inicial, así como la posibilidad de pagar la mitad de los tres últimos giros en mercancías de la casa Salvat y C.ía, parecen indicar que los sucesores de J. Ballescá y C.ía encuentran dificultades económicas para cumplir con sus obligaciones. En realidad, sólo han entregado 1.000 pesetas y no pueden o no quieren respetar las demás cláusulas ; entonces Burcet vuelve a México el año siguiente para firmar un nuevo acuerdoen el que se considera la nueva edición mexicana de la obra. Según este contrato, los sucesores de J. Ballescá y C.ía continuarán publicando durante seis años la nueva edición pero no podrán ceder los derechos a otra editorial y autorizan Salvat y C.ía a vender en México la « edición monumental ». Además Salvat y C.ía. adquiere las existencias de esta edición que J. Ballescá y C.ía tenía en Barcelona a cargo de Camilo Vidal. A cambio de todo esto, el saldo de la cuenta se reduce a 6.000 pesetas ; los sucesores de J. Ballescá y C.ía entregan nuevamente 1.000 pesetas a Burcet y prometen mandar obras de Salvat y C.ía por valor de 5.000 pesetas. Como en el caso anterior este último punto no se cumple.

Entonces es uno de los dirigentes de la editorial, Fernando Salvat, quien viaja a México en 1917. Quiere evitar un pleito y, ayudado por Raoul Mille, buen conocedor del ramo de la librería en México por ser el gerente de la Casa Bouret, trata de redactar otro contratopero la táctica de los sucesores de J. Ballescá y C.ía es dar largas al asunto y tiene que regresar a Barcelona sin haber resuelto el problema, que a partir de entonces queda en manos del abogado E. Martínez Sobral. Los obstáculos en la transmisión del correo debidos a la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias, retrasan la conclusión del caso ; José Ballescá y Palacios no se presenta ante el Tribunal para reconocer su firma en el contrato del 24 de julio de 1917 que, de esta manera, queda reconocido ante notario el 23 de julio de 1921. La reacción de Fernando Salvat es inmediata : « Doy orden a mis corresponsales para que pongan a la venta la obra México a través de los siglos en toda la República Mexicana » .  

Finalmente, la tercera generación de Ballescá ya no acepta los vínculos con España y busca la autonomía editorial aprovechándose de la impunidad que ofrece durante mucho tiempo la ausencia de mecanismos eficaces de protección de la propiedad intelectual. En este conflicto, el Estado español peca por su ausencia y es una empresa privada, la editorial Salvat y C.ía, la que tiene que defender el derecho frente a un rival que, si bien parece sobre todo tratar de sobrevivir frente a dificultades económicas evidentes, se inserta en una corriente que defiende el plagio para los países emergentes como medio de ayudar a la creación de un ramo editorial nacional.

El precio elevado de la obra México a través de los siglos en edición de lujo, con una difusión lenta, parece ser el motivo esencial por el cual los sucesores de J. Ballescá y C.ía se orientan hacia una nueva edición económica sin tomar en cuenta los problemas de propiedad intelectual. La autonomía, obtenida transgrediendo el derecho, pasa por un cambio de estrategia editorial : de la edición de lujo a la edición barata destinada a ampliar el público lector. Sería hasta  los años 1928-29 que los responsables españoles afirmen que la única solución contra las ediciones clandestinas reside en el abaratamiento del libro.

El caso de México a través de los siglos señala también una diferencia fundamental en el enfoque del mercado de la librería. Cuando la creación de la obra, Salvat y C.ía así como J. Ballescá y C.ía trabajan según la ley de la oferta, proponiendo un producto editorial nuevo y asumiendo los riesgos de un posible rechazo por parte del público lector. Los sucesores de J. Ballescá actúan ateniéndose a la ley de la demanda, copiando un libro cuya  aceptación ya está comprobada, en una edición barata ; manifestando así una evidente cualidad de adaptación al mercado pero sin fomentar ninguna creación cultural original.

En 1882, cuando el presidente Manuel González encarga a Riva Palacio la creación de la obra, eran populares las dos obras conservadoras de historia de México:  La Historia de Méjico de Niceto de Zamacois en veinte volúmenes (1876) y Estudios sobre la historia general de México, en seis volúmenes, de Ignacio Álvarez, que abarcaba hasta el fusilamiento de Maximilano.

Así, México a través de los siglos se convirtió en “la nueva verdad histórica” de los liberales en el poder. Se dejó de lado el punto de vista de los conservadores, así como monárquicos de la época de la guerra de la independencia o los liberales centralistas de las décadas de 1820 y 1830.

El hecho de que la obra no abordó los gobiernos posteriores al de Benito Juárez (en especial los de Porfirio Díaz), permitió que fuera bien vista por los revolucionarios que triunfaron en la década de 1910. Eso permitió que la obra se siguiera reimprimiendo, a veces en más volúmenes e incluso en una versión resumida, durante todo el siglo XX.

Hoy, a más de 130 años de la primera edición,México a través de los siglos, obra controvertida, sigue siendo un baluarte de nuestra historiografía, con un gran valor documental.

 

 

Jorge A González Báez, es director de la división de Libros Antiguos en Grupo Editorial Rosa Ma Porrúa desde 2010. Ha tomado cursos y seminarios especializados en libro antiguo tanto en México como en el extranjero. 

 

 

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Banda Presidencial. Origen de un símbolo castrense y religioso. https://www.rmporrua.com/banda-presidencial-origen-de-un-simbolo-castrense-y-religioso/ https://www.rmporrua.com/banda-presidencial-origen-de-un-simbolo-castrense-y-religioso/#respond Fri, 01 May 2020 23:17:33 +0000 https://www.rmporrua.com/?p=3103 […]]]> por Hugo Ketzel Cuéllar Serna

Como es de conocimiento de los amables lectores, el uso de la Banda Presidencial se encuentra reglamentado en el Art. 34 de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales. Sin embargo poco se conoce sobre su origen en la historia, aunque muchas han sido las especulaciones al respecto. Pero en este artículo desentrañaremos su verdadero origen y significado.

Orígenes

La primera referencia nos remite a la Edad Media, de manera precisa a la época de las cruzadas, en la que los accesorios de los caballeros que combatían en el cambio de batalla se convirtieron en símbolos iconográficos, tanto en los retratos como en los escudos de armas. Entre aquellos accesorios se encontraba el “tahalí”, un elemento que pendía del hombro derecho hacia el costado izquierdo de la cadera, en donde era colocada la espada para poder desenfundarla rápidamente, sobre todo para aquellos que eran diestros. Un accesorio que tenía un uso similar era la “pretina”, que bien podría haber evolucionado en la “faja militar” que podemos apreciar en algunas pinturas decimonónicas y que variaba de color según el grado militar. Sin embargo quedó en desuso y tuvo una curiosa transformación hacia el “cordón de mando”, que también utiliza colores para distinguir entre los grados de los comandantes. El Tahalí es definido por el “Glosario de Voces de Armería” de 1912, de la siguiente manera: “Tira o banda que cruza desde el hombro derecho hasta el lado izquierdo de la cintura, donde se juntan los dos cabos y se cuelga la espada. Su uso es muy antiguo, pues aparece ya entre los asirios, pero durante la Edad Media se colgaba la espada del cinturón, y no reaparece en España hasta el siglo XVI; en el XVII, se generalizó la costumbre de llevarla sobre los coletos de ante, en el siglo XVIII, sobre el uniforme militar o encima de la chupa”. En aquel entonces los caballeros medievales solían tener a su servicio a los escuderos, quienes resguardaban el armamento. Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzaron a realizar labores de mensajeros y dichas actividades se verían cada vez más especializadas, hasta convertirse en “heraldos”, cuya indumentaria consistía principalmente en un “tabardo” el cual reflejaba símbolos heráldicos propios de los logros militares de los caballeros a quienes representaban. Ese sería el origen de la “heráldica”, que guarda una estrecha relación con la referencia histórica de la Banda Presidencial. Así, el tahalí pasaría a representarse como un símbolo heráldico conocido como “banda”. Ésta se define, de acuerdo al Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española de 1870, como: “Tira o cuenta colocada en el escudo, desde la parte superior de la derecha hasta la interior de la izquierda. Siempre es de color, metal o esmalte, diversos del campo. Significa el tahalí del que pendía la espada de los antiguos caballeros, y la faja que ceñían para distinguirse en las Cruzadas”. De esta manera tenemos la primera parte de la historia de este curioso elemento desde las cruzadas y su evolución como símbolo heráldico a manera de banda. Pero desde luego la historia no acaba aquí. Más adelante, pasadas las cruzadas, aquellos caballeros que pertenecían a diversas órdenes de caballería formadas para tales batallas, incorporarían protocolos y grados militares dentro de su jerarquía. Y posteriormente dichas órdenes se incorporarían como cuerpos de élite en los reinos europeos para posteriormente, pasados los tiempos de la guerra, convertirse en órdenes que ofrecían una distinción a sus nuevos miembros por motivos nobiliarios o hechos destacados en favor de la corona. El Lic. Ignacio Borja Martínez, en su libro “Ilustre y Distinguida Orden de Nuestra Señora de Guadalupe”, lo aborda de la siguiente manera: “Fue hacia el Siglo XV cuando la Corona absorbió los bienes cada día más cuantiosos de las órdenes; los mismos monarcas se designaron como administradores, y los maestrazgos de dichas instituciones pasaron a la Corona. Loas órdenes militares perdieron fuerza y poder, y pertenecer a ellas fue a partir de entonces sólo motivo de ornamento y orgullo personal. De esta manera las órdenes se convirtieron en un premio concedido por los soberanos para distinguir a los miembros destacados de la sociedad por el servicio hecho a la patria y a la Corona”. ¿Sin embargo, por qué hablar de las órdenes de caballería y qué relación guardan con la Banda Presidencial? Volviendo al tema de la jerarquía dentro de dichas órdenes, habían elementos que distinguían sus grados, desde el uso de la indumentaria así como la portación de condecoraciones. Los grados que encontramos en dichas órdenes, incluso en la actualidad, son comúnmente: a) Caballero, b) Oficial, c) Comendador, d) Gran Oficial y e) Caballero Gran Cruz. El grado más alto de dicha jerarquía era el de Caballero Gran Cruz, y el elemento que le distinguida era el uso de la banda, de la cual pendía en su extremo la condecoración de la orden a la que pertenecía, acompañada de la “placa” de la misma orden en el lado izquierdo del pecho. La iconografía que representa a dichos Caballeros Grandes Cruces es muy vasta. Basta con visitar algunas colecciones en los museos de México para hallar algunos ejemplos.

La Banda Presidencial

Ya reunidos los antecedentes, ahora podemos remontarnos a los orígenes de la Banda Presidencial en México, ubicándonos en el siglo XIX. Como recordamos, las órdenes de caballería se incorporaron a los reinos, y durante siglos se fueron creando nuevas órdenes como corporaciones nobiliarias sujetas a la corona en turno. Algunas se centraban en evocaciones religiosas e incluso en la figura de los monarcas. Tal fue el caso de la Orden de Carlos III, creada por el Rey Carlos III de España, y semejaba en sus colores a los de la Orden del Espíritu Santo de Francia, misma en la que pudo haberse inspirado por el vínculo francés de la familia Borbón. La Orden de Carlos III combinaba los colores blanco y azul celeste, ya que la misma se había creado bajo la advocación de la Virgen de la Inmaculada Concepción. Dicha orden, junto con la de Isabel la Católica, siguen siendo a la fecha las órdenes más importantes de la corona española, sólo por debajo de la Orden del Toisón de Oro. Los cuadros que ilustran a Carlos IV y a Fernando VII, durante el siglo XIX, permiten apreciar que portan la Banda de Caballero Gran Cruz de la Orden de Carlos III, siendo ellos, durante su reinado, Grandes Mestres de la Orden. En aquellos años fueron muchos los condecorados bajo aquella orden, sin embargo fueron los nobles, militares y altos funcionarios pudieron acceder a su grado más alto. Tal fue el caso de los Virreyes, quienes por ser representantes del Rey en los reinos de la corona, contaban con la jerarquía suficiente para tal distinción. Si visitamos el salón de los virreyes en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec podremos encontrar dichos ejemplos, donde los virreyes de la época de Carlos III y posteriores ostentaban la Banda Gran Cruz con su característica confección de dos franjas azul celeste y una franja blanca. ¿Les resulta familiar esos colores con las banderas nacionales de Guatemala, El Salvador, Argentina, Uruguay, entre otros? Ciertamente no es mera coincidencia. Serían los colores de la Virgen de la Inmaculada Concepción los que inspirarían aquellos lábaros patrios, al igual que los colores de las bandas presidenciales de aquellos países. Efectivamente, las representaciones de los virreyes portando aquella banda inspirarían en los virreinatos de Hispanoamérica para la creación de nuevas órdenes de caballería tras su independencia, y como resulta evidente también serían el origen de las bandas presidenciales. Incluso los virreyes eran representados con el “bastón de mando”, y en la actualidad Argentina sigue utilizándolo como un elemento presidencial que se entrega junto con la banda.

Banda Presidencial Mexicana

Durante el periodo de insurgencia surgieron algunas propuestas para la creación de órdenes de caballería para la nueva nación que se crearía tras la independencia. Uno de esos proyectos fue el de Ignacio López Rayón, quien en el documento “Elementos Constitucionales, en su artículo 34, proponía la creación de cuatro órdenes de caballería: a) Orden de Nuestra Señora de Guadalupe, b) Orden de Hidalgo, c) Orden del Águila y, d) Orden de Allende. La influencia de las órdenes de caballería era inherente a la búsqueda de una nueva forma de gobierno. Pero sería hasta conseguida la independencia de México por parte de Agustín de Iturbide que, ante la necesidad de crear distinciones que premiaran los logros distinguidos por la independencia, se ordenó a Junta Provisional Gubernativa la creación de la Orden Imperial de Nuestra Señora de Guadalupe. En sus estatutos emulaba los colores trigarantes: Religión (blanco), Independencia (verde) y Unión (rojo), que corresponden a la distribución de los colores en la Bandera Trigarante, con franjas diagonales, y que se considera se inspiraron en los colores de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, respectivamente. La banda de los Caballeros Grandes Cruces de la Orden de Guadalupe aparecería en los estatutos de la misma, y podemos ver algunos cuadros de Iturbide portándola. Es aquí donde ha surgido parte de la especulación de la fecha en que la banda presidencial fue creada, aunque pocos conocen que su origen fue inspirado en la Orden de Guadalupe. Y el vínculo histórico entre México y la Virgen de Guadalupe es inseparable, así como ya lo proponía López Rayón, igualmente José María Morelos redactó en los “Sentimientos de la Nación”, en su artículo 19, que se festejara el día 12 de diciembre dedicado a Ntra. Sra. de Guadalupe. Incluso el propio Benito Juárez propuso la misma festividad en el calendario cívico. De aquí que el vínculo guadalupano con la banda presidencial exista desde el siglo XIX. Como dato curioso el padre Mariano Cuevas en su libro “El Libertador”, menciona que, una vez consumada la independencia de México el 27 de septiembre de 1821, la Junta Provisional Gubernativa había creado una comisión para discutir sobre la creación de la Bandera Nacional y el escudo de armas del Imperio Mexicano. Dentro de la misma el diputado Fray Servando Teresa de Mier proponía la creación de una bandera blanquiazul, sin embargo los colores trigarantes ya guardaban la preferencia de los legisladores y del pueblo mexicano. Después de creada la Orden de Guadalupe se condecoraron a distintos personajes destacados en tres categorías: Grandes Cruces, Caballeros de Número y Súpernumerarios. Entre los Caballeros de Número figuró un curioso personaje que se distinguió por su labor militar en Veracruz a favor de la independencia: Antonio López de Santa Anna. Pero, ¿porqué es importante Santa Anna en esta historia? Bueno, fue ni más ni menos él quien, como presidente de la república, dio origen a la Banda Presidencial que conocemos hoy en día. Así, el 3 de octubre de 1843 se expedía el siguiente decreto del gobierno que la creaba: “Distintivo que han de llevar el presidente propietario de la República y el interino. Antonio López de Santa Anna, etc., sabed: Que siendo muy conveniente para asegurar el respeto debido a la suprema autoridad que ejerce el presidente de la República, que se establezca un distintivo por el cual en los actos públicos sea conocido el ciudadano que sea honrado con la primera confianza de la nación, como se practica en algunas otras Repúblicas, en uso de las facultades que la nación me ha concedido, he tenido a bien decretar lo contenido en los artículos siguientes: Art. 1. El presidente propietario de la República llevará una banda de seda con los tres colores nacionales, de seis pulgadas de ancho, que penderá del hombro derecho al lado izquierdo. 2. Portará, además, en el pecho sobre la banda, el escudo de las armas nacionales, de oro y adornado con piedras preciosas. 3. El presidente interino solamente llevará la banda con los tres colores nacionales. (referencia)” Resulta interesante el artículo 3 del decreto, ya que existen ejemplos claros del uso de la Banda Presidencial para presidentes interinos, como fue el caso de Miguel Miramón y Benito Juárez, de los que tenemos constancia sobre el uso de la Banda sin el Escudo Nacional. Así pues, todas las ilustraciones y fotografías que surgen a partir de 1843 nos muestran a los presidentes de la república portando la Banda Presidencial. Han surgido diversos cambios en su protocolo, y ciertamente cada gobierno tendrá su forma de interpretarla y hacer uso de ella. Sin embargo, a lo largo de este artículo descubrimos el gran legado que existe detrás de este símbolo, desde la Edad Media hasta nuestros días. Su herencia es, sin lugar a dudas, militar y religiosa; pero igualmente agrupa un sentido cívico en nuestro México contemporáneo.

 

Hugo Ketzel Cuéllar Serna es Presidente de “Americana y Distinguida Orden de Ntra. Sra. de Guadalupe, A.C.” 

Correo:  ordendeguadalupe@outlook.com
Twitter: @HugoKetzel
@OrdenGuadalupe

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Johannes Gutenberg, inventor de la imprenta moderna. https://www.rmporrua.com/johannes-gutenberg-inventor-de-la-imprenta-moderna/ https://www.rmporrua.com/johannes-gutenberg-inventor-de-la-imprenta-moderna/#respond Mon, 13 Apr 2020 02:31:58 +0000 https://www.rmporrua.com/?p=2793 […]]]> por Conti González Báez

Johannes Gensfleisch zur Laden zum Gutenberg nació en Maguncia, Alemania. No se sabe el año de su nacimiento; solo que fue entre 1394 y 1404, siendo 1400 el más probable. Fue el menor de los tres hijos del comerciante Friedrich Gensfleisch zur Laden y su segunda esposa Else Wyrich, hija de un tendero.

El apellido Gutenberg fue tomado del nombre de la casa habitada por sus ancestros paternos. Era una familia de patricios del pueblo, cuyo linaje se remontaba al siglo XIII. Estaban a cargo de la casa de moneda arzobispal y eran los proveedores del metal acuñado en esta, por lo que adquirieron grandes conocimientos y habilidades técnicas en metalurgia. Modificaron diversas clases de monedas y participaban en los procedimientos judiciales como expertos en casos de falsificación.

En 1411, hubo un levantamiento contra los patricios de Maguncia y la familia de Gutenberg se mudó a Alta Villa, donde su madre había heredado una propiedad. Él pudo haber estudiado en la Universidad de Erfurt, en donde está registrado en 1419 el estudiante Johannes de Alta Villa. Se sabe que ese mismo año murió su padre, ya que su nombre aparece en los trámites de la herencia.

Nada más se conoce de su juventud hasta 1430, cuando a los 30 años fue herrero en Estrasburgo. Al parecer, por razones políticas emigró a esta ciudad, donde su familia tenía contactos importantes.

Acorde con su rango, formó parte de la clase patricia de la ciudad y, simultáneamente, de la asociación de orfebres, lo cual era inusual pero característico de su incansable actividad técnica. Las artes que practicaba con sus asociados incluían el tallado de gemas, la manufactura de lupas y el arte de la imprenta.

Hay registros de un pleito entre él y los hermanos George y Klaus Dritzehn, relacionado con experimentos en tipografía. Gutenberg aparece como creador técnico y gerente del negocio referente al “nuevo arte”. Se menciona una prensa construida por el tornero Konrad Saspach, con algunos aditamentos peculiares, al parecer tornillos.

En 1437, la joven Ennel Tür demandó a Gutenberg por incumplimiento de promesa de matrimonio. No hay nada que indique si la demanda terminó en boda o no, pero se sabe que el inventor abandonó Estrasburgo siete años después.

Al poco tiempo y con enormes costos monetarios, perfeccionó su invento. Un pariente le prestó dinero para los más antiguos ejemplos de impresión que se conocen: El poema del Juicio Final y el Calendario para 1448.

Gutenberg desarrolló su imprenta a partir de la prensa de vinos que se usaba en el valle del Rin, con algunas adaptaciones. Se trataba de una prensa manual, en la que la tinta era aplicada con un rodillo sobre las superficies resaltadas de las letras o tipos colocados en un marco de madera, sobre el cual se prensaba una hoja de papel.

El inventor se asoció con un rico comerciante y prestamista de Maguncia, Johannes Fust, con el propósito de terminar su máquina e imprimir La Biblia, tarea concluida alrededor de 1452.

La denominada Biblia de 42 líneas, por el número de líneas en cada página, fue el primer libro impreso con tipos movibles y es el más famoso del mundo. Esta obra en latín también es conocida como La Biblia de Gutenberg, aunque su nombre no aparece en ella o La Biblia de Maguncia, por el lugar donde fue producida.

Peter Schöffer, yerno de Fust y aprendiz de Gutenberg, ayudó a este en la ardua tarea. Sin embargo, Fust entabló una demanda para recuperar el dinero que le había anticipado al inventor y obtuvo parte de la cantidad, con sus respectivos intereses.

Como resultado de la insolvencia de Gutenberg, la maquinaria y los tipos que había fabricado y empeñado a favor de Fust quedaron como propiedad de este. Además de los tipos para la impresión de la Biblia de 42 líneas, Gutenberg perdió un extenso inventario de tipos preparados para la edición de los Salterios, impresa por Fust y Schäffer en 1457. Incluía nuevos tipos en dos tamaños, así como las mundialmente famosas letras iniciales con su ingenioso mecanismo para impresión a dos colores.

Posteriormente, manufacturó un nuevo equipo de impresión con la ayuda de Conrad Humery, un rico y distinguido doctor en Leyes, líder del partido popular y canciller del concejo. Dicho equipo fue utilizado para la impresión del denominado Catholicon o lexicón gramático y alfabético, en 1460.

Durante el saqueo de su ciudad natal, Gutenberg tuvo que exiliarse, pero regresó para trabajar en la corte del conquistador Adolfo II, arzobispo de Maguncia y elector de Nassau, que se convirtió en su patrón. La distinción que le confirió en reconocimiento a sus logros le otorgaba prestaciones como vestido y provisiones, lo que le evitó pasar mayores necesidades.

Johannes Gutenberg murió en la pobreza el 3 de febrero de 1468 y fue enterrado como un terciario o religioso tercero en la iglesia franciscana de Maguncia, que ya no existe. Una nube de profunda oscuridad oculta casi toda la vida de Johannes Gutenberg: su personalidad, el tiempo y lugar de sus inventos, así como la parte que tomó personalmente en la producción de los impresos que han llegado hasta nuestros días.

Por otro lado, investigaciones de expertos han arrojado luz sobre los trabajos conectados con su nombre y establecido de manera definitiva la naturaleza de su invento, la imprenta moderna.

El examen técnico de las impresiones más antiguas del inventor, el Poema del Juicio Final y el Calendario de 1448, demuestran que efectuó mejoras significativas a los métodos de impresión y sus auxiliares técnicos, especialmente en lo concerniente a la tinta y la construcción de prensas.

Por supuesto que no inventó el tallado de las letras, el troquel o la manera de usarlo para imprimir, que ya eran de uso común en sus tiempos, lo mismo que las matrices para estampar letras y diseños ornamentales en el proceso de acuñar sellos y monedas. Los impresos de los grabadores de madera, particularmente las cartas de juego y estampas de santos, prueban que la escritura a mano había sido reproducida mecánicamente mediante tallas en madera desde los comienzos del siglo XV.

El invento de Gutenberg no tenía nada que ver con la talla en madera o sus técnicas. Él fue un orfebre, trabajador de los metales y lapidario; su invento, tanto en su concepción como su ejecución, demuestra las habilidades del trabajador metalúrgico.

Copió los tipos separados en moldes metálicos, construidos de tal manera que podían ser alineados de forma similar al manuscrito que él copiaba. Sus impresos prueban que los tipos utilizados fueron hechos por un proceso de vaciado muy similar al utilizado hoy, con una multiplicidad de reproducciones fundidas a partir del troquel original.

Adicionalmente al proceso técnico de fundición de tipos, Gutenberg se vio enfrentado a un problema no menos difícil: copiar la hermosa caligrafía de los libros del siglo XV. Su genio encontró la solución y en los tipos que construyó se nota el trabajo de un artista calígrafo de primer orden.

Manufacturó para cada letra dos moldes diferentes: el molde normal o separado y el molde compuesto, que comienza unido al tipo adyacente para evitar interrupciones en el trazado. Este estilo único de letra se encuentra solamente en cuatro tipos, todos asociados con Gutenberg. Ningún tipógrafo de su época pudo seguir el ideal del inventor. Su genio e inspiración se reconocen en el magnífico diseño y preparación del Salterio de 1457, con una significativa mejora técnica al obtener las iniciales a dos colores.

El invento de Gutenberg se propagó rápidamente y encontró una recepción entusiasta en todos los centros culturales. Los nombres de más de 1 000 impresores, en su mayoría alemanes, han llegado hasta nosotros desde el siglo XV. Muchos fueron discípulos de Gutenberg o ayudantes en la casa de impresión Gutenberg-Fust.

El uso de la imprenta se extendió por toda Europa y provocó una revolución cultural, al permitir que disminuyeran los precios de los libros y poner el conocimiento al alcance de las masas. Fue decisivo en el surgimiento del Renacimiento y las identidades nacionales al popularizarse textos no latinos, así como en las revoluciones políticas de ese continente. La imprenta cambió la conciencia de la humanidad.

El sistema desarrollado por Gutenberg permaneció como estándar hasta el siglo XX. A lo largo de los siglos se desarrollaron nuevas tecnologías de impresión basados en su invento, como la imprenta de vapor, el linotipo, el monotipo y la impresión en offset.

En Maguncia existe actualmente un museo que recrea la imprenta y el taller de Johannes Gutenberg, su ciudadano más ilustre.

 

Conti González Báez es guionista y productora de radio, así como miembro del consejo editorial de Rosa Mª. Porrúa Ediciones.
Twitter: @ContigonMX
Correo: conti@rmporrua.com
Facebook: https://www.facebook.com/Redesdeltiempo/

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Coleccionando libro antiguo https://www.rmporrua.com/coleccionando-libro-antiguo/ https://www.rmporrua.com/coleccionando-libro-antiguo/#respond Fri, 10 Apr 2020 19:49:39 +0000 https://www.rmporrua.com/?p=2685 […]]]> por Jorge A González

¿Quieres entrar en el mundo del coleccionismo de libros antiguos pero no sabes por dónde empezar?

Hay muchos elementos a considerar, pero aquí te comparto algunos de los  elementos básicos del mundo de la bibliofilia.

En realidad puedes coleccionar cualquier tipo de libros, tratando de dar preferencia a comprar obras que tengan para ti algún significado. Libros de algún tema específico, primeras ediciones, libros incunables o libros de tu autor favorito son solo algunos ejemplos. Cualquiera de estos tipos es perfecto. Debes saber que aunque  algunos libros de colección puedan llegar a ser muy costos, no necesitas gastar una fortuna en conformar una colección bonita. Con un presupuesto limitado también es posible crear colecciones muy interesantes.

Entonces, escoge un tema, establece tu presupuesto, y disfruta creando tu colección. Aquí te doy algunas sugerencias sobre qué coleccionar:

  • Por género de estudio (tema)
  • Ediciones limitadas y especiales
  • Obras por autor
  • Primera ediciones
  • Libros firmados
  • Libros manuscritos
  • Libros ilustrados
  • Incunables
  • Facsímiles

Incluso hay quien colecciona distintas ediciones de un mismo título.

Si ya has tomado una decisión, es momento de acercarte a libreros y comerciante confiables. Poco a poco te irás familiarizando con los términos y lenguaje usados para describir los libros y sus condiciones. Será importante saber cual es la importancia de las encuadernaciones, los tipos de papel, los formatos. Igualmente irás conociendo las abreviaturas y palabras que se usan comúnmente al catalogar libros.

Cualquiera que sea el rumbo que decidas dar a tu colección, te recomiendo considerar los siguientes puntos antes de comprar:

  1. Que el libro esté completo y en buenas condiciones (que no presente humedad, polilla, hojas rotas, rayaduras, o maltrato)
  2. Que la encuadernación sea la original del editor, o que sea una encuadernación de la época de la publicación.
  3. Que la procedencia del libro sea confiable o conocida.
  4. Compra en lugares establecidos y serios: libreros de antiguo, ferias, subastas.
  5. Busca siempre referencias sobre la obra que estás comprando, ya sea en fichas de bibliotecas en línea, en casas de subastas o bien navega los catálogos de libreros serios en línea.
  6. Entre más escaso sea el libro, mayor será su rareza y por lo tanto podrá incrementarse su valor.
  7. Evite comprar libros que han sido restaurados, si un ejemplar original, sin reparaciones, está disponible.
  8. Los libreros profesionales siempre están abiertos a escuchar una oferta por los libros que venden.

Conforme va creciendo tu colección, deberás poner atención en el cuidado básico de tus libros. Aquí algunos puntos que debes tener en cuenta:

Jorge A González Báez, es director de la división de Libros Antiguos en Grupo Editorial Rosa Ma Porrúa desde 2010. Ha tomado cursos y seminarios especializados en libro antiguo tanto en México como en el extranjero. 

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